El Monte
Está
situado en la zona sureste del término miguelete. A unos dos Km. del
pueblo. Se va por el camino del Monte. Hasta ahora, lo normal es que
esté utilizado por viñedo y algunos cultivos de huerta (cada vez menos). Antiguamente casi toda la zona estaba poblada de cuartos de huerta, (quinterías), donde el agricultor pernoctaba durante semanas en el buen tiempo, dedicado a las labores agrícolas.
La Cueva Lino
Situada
en la zona baja o este del pueblo. Es un lugar de recogida natural de
las aguas de escorrentía de las zonas altas de la población.
Es la zona que está lindante a las costeras. Antiguamente, era una zona que estaba llena de cuevas donde la gente tenía sus viviendas. Por eso, la Cueva Lino hace referencia a una de las cuevas que allí había.
Las Costeras
Era
la zona límite entre el casco urbano y la zona agraria. Lo que
vulgarmente se decía "las afueras". Situada en la zona Este del pueblo,
tenía un aspecto de hundimiento que delimitaba la zona alta dela
pblación y la zona baja de "Lo Hueco". Antiguamente, en el declive del
terreno, se hicieron cuevas para vivir. Ya hace tiempo que
desaparecieron. Actualmente casi desaparece el límite por el trazado de
calles que descienden con suave inclinación hacia la carretera de El
Toboso.
El Cerro
Es
un paraje típico de huertas.Pero desde hace unos decenios, se está
plantando de viñedo y olivar. Está situado en la parte occidental del
término de Miguel Esteban, en dirección a Quero. A unos 3 Km del
cementerio.Se va a ese paraje por el camino del Arroyo del Moro. Es en
estos lugares por donde posiblemente había una encrucijada de caminos,
donde se ubica el pozo del Moro.
La Casa Guitarra
Es
una zona baja, que se sitúa entre la carretera de Quintanar y la de El
Toboso. Es de caracter arenoso y muy fructífera en viñedo. Actualmente
se están cambiando las especies autóctonas por otras de mayor calidad,
así como por olivares.
Los Codríos
Situado
en la zona sur del casco urbano, a unos 4 km. Zona típica de huertas
donde se sembraban grandes extensiones de patatas. Actualmente se han
sustituido por viñedos y olivar. Tradicionalmente es una zona de aguas
relativamente finas de donde se sacaba agua para servir a los aljibes de
antaño.
El obsoleto andaraje, que en sus tiempos tuvo tanta importancia, lo podemos ver de esta guisa en algunos campos de Miguel Esteban. Lo formaba una estructura de hierro formada por dos aros paralelos unidos por varas de hierro. Sobre la banda circular entre los dos aros, se adosaban los arcaduces (arcabuces) que primitivamente eran de arcilla. Posteriormente se fabricaron con cinc. Esta estructura de aros y arcabuces, giraban sobre un eje horizontal, de forma que los arcabuces entraban en las profundidades del pozo boca abajo, allí daban la vuelta y se cargaban de agua que vaciaban cuando de nuevo estaban en la parte superior y con la boca en horizontal. Las mulas y los borricos eran la tracción animal que, dando vueltas alrededor del pozo transformaban su movimiento circular en tierra en un movimiento vertical en dos sentidos, de forma que se vertía el agua en una especie de depósito, que vertía, mediante el dornajo( tornajo) el agua en la balsa.
ARCADUZ
El arcaduz es una vasija de barro que se utilizaba como cangilón en una noria de las huertas, destinado a coger agua del pozo y subirla mediante el mecanismo de la rueda giratoria hasta la superficie para luego descargar el agua en el depósito atal efecto. Cuando un arcaduz se rompía (generalmente la parte superior), el ama de casa lo rutilizaba para maceta de geranios. La parte de abajo era la reutilizable como maceta.
La balsa era el depósito final donde se acumulaba el agua que
salía del pozo mediante el andaraje. Desde la balsa, situada en la zona
más alta de la finca (huerta), se distribuía el agua a través de canales
de tierra por las diferentes zonas a regar. La estrategia consistía en
tapar o destapar unos canales para dirigirlos a otros y que al final, se
regase la zona que se necesitaba.
Tener un cuarto en la huerta era poco más que imprescindible. Poseer un cuarto era tener asegurada la estancia en las quinterías durante bastante tiempo (meses) sin ir al pueblo. Las quinterías se hacían desde la primavera y en verano sobre todo, que era cuando más se necesitaba el riego y la mano de obra en las huertas. Regar patatas, sembrar, azufrar, desfollonar, etc. eran labores frecuentes en nuestros campos. El cuarto, formaba parte del paisaje de nuestras huertas. La puerta era así de sencilla y de basta.
ARCADUZ
El arcaduz es una vasija de barro que se utilizaba como cangilón en una noria de las huertas, destinado a coger agua del pozo y subirla mediante el mecanismo de la rueda giratoria hasta la superficie para luego descargar el agua en el depósito atal efecto. Cuando un arcaduz se rompía (generalmente la parte superior), el ama de casa lo rutilizaba para maceta de geranios. La parte de abajo era la reutilizable como maceta.
La balsa era el depósito final donde se acumulaba el agua que
salía del pozo mediante el andaraje. Desde la balsa, situada en la zona
más alta de la finca (huerta), se distribuía el agua a través de canales
de tierra por las diferentes zonas a regar. La estrategia consistía en
tapar o destapar unos canales para dirigirlos a otros y que al final, se
regase la zona que se necesitaba.
Ahora, la necesaria balsa
para el riego, que también se utilizaba para baños de pequeños y
mayores cuando no había agua corriente en casa e incluso para lavar
seras después de las vendimias, se encuentra en este estado: sucia,
llena de desperdicios, ovas...
Tener un cuarto en la huerta era poco más que imprescindible. Poseer un cuarto era tener asegurada la estancia en las quinterías durante bastante tiempo (meses) sin ir al pueblo. Las quinterías se hacían desde la primavera y en verano sobre todo, que era cuando más se necesitaba el riego y la mano de obra en las huertas. Regar patatas, sembrar, azufrar, desfollonar, etc. eran labores frecuentes en nuestros campos. El cuarto, formaba parte del paisaje de nuestras huertas. La puerta era así de sencilla y de basta.
Dentro del cuarto, había
dos compartimentos principalmente: para las personas y para las
caballerías. El de las personas era el primero que se veía al entrar. Ésta de la foto, era la "sala de estar", "cocina" y "dormitorio" del
cuarto. El fuego con la chimenea se puede apreciar a la derecha. La
cama (camastro) era de yeso y rasilla o piedra (a la izquierda), con un jergón de lana
borra o de paja, que se solía poner encima de la tarima para que no resultase demasiado
dura.
Dentro de la zona de las caballerías, estaban los pesebres. Tan sencillos como los que vemos en la foto. La parte más estrecha (al fondo) era donde comían las caballerías. En la zona más profunda y ancha (a la izquierda) se guardaba la paja para mezclar con la cebada que se les daba a las mulas.
El otro compartimento del cuarto de huerta estaba destinado a las caballerías. Un simple tabique abierto sin puerta alguna separaba el "comedor-cocina-dormitorio" de la zona de caballerías. De esa forma se ahorraban espacio y se controlaban a los animales. La única ventana de ventilación era el agujero en la pared por donde podía entrar el sol y el aire en correspondencia con la puerta.
Dentro de la zona de las caballerías, estaban los pesebres. Tan sencillos como los que vemos en la foto. La parte más estrecha (al fondo) era donde comían las caballerías. En la zona más profunda y ancha (a la izquierda) se guardaba la paja para mezclar con la cebada que se les daba a las mulas.
Las Lambriosas
Paraje
situado a la izquierda de la carretera de El Toboso. Aunque es un
terreno llano, este año las heladas en Las Lambriosas han hecho
estropicios de este calibre: los olivares jóvenes se han secado por frío
como si hubiese helado de forma rigurosa.
La Casa Blanca
Paraje
situado a lo largo de la carretera de Quero. Es una zona de costra
caliza que actualmente se dedica a viñedo, aunque antiguamente había
huertas que producían patatas en abundancia. Esta foto es una muestra
del abandono de la huerta con el cultivo intensivo en favor del cultivo
extensivo de la vid.
Los Charcones
El plumaje primaveral de los adultos es básicamente blanco teñido ligeramente de rosa vivo, en especial en la cola y obispillo o rabadilla. Las plumas primarias y secundarias de las alas son negras y el resto es rosa briIlante oscuro casi bermellón. Cuando vuelan se notan bien las axilares del mismo color. La piel desnuda de la garganta es rosa, el pico en sus dos terceras partes es también rosa y el tercio terminal negro. Las larguísimas patas cuyos tarsos solos miden de 24 a 34,5 cm., son de color rosado y los ojos amarillos. No es necesario extenderse mucho en la descripción de este pájaro, puesto que su apariencia y silueta difícilmente pueden ocasionar confusión, a no ser con su afín africano el Flamenco Enano Phoenicopterus minor, cuya observación en la Península Ibérica es rara. Sin embargo, hay que tener en cuenta que dentro de la especie Phoenicopterus roseus existen variaciones muy considerables en el tamaño.
Los flamencos inmaduros se diferencian bien de los adultos por carecer del tinte rosado de aquéllos y ser en conjunto pardo grisáceos, pues las plumas blancas están rayadas de ese color. También carecen del color bermellón de las alas y las patas son grises. Las hembras se diferencian por tener menor tamaño.
El vuelo de los flamencos es muy característico, pues con las patas y el largo cuello bien extendido producen una sensación extraña. Como es ave gregaria; normalmente forma extensos bandos que pueden llegar a ser de millares de individuos y que al volar, en la práctica cubren el horizonte completamenté. Rara vez son vistos flamencos solitarios, y pájaros extraviados o enfermos pueden permanecer en lugares apartados durante bastante tiempo. Su vuelo es rápido, aunque las alas no son batidas muy profundamente pero sí más aprisa que las de las garzas. Es reacio a volar y cuando un intruso se aproxima se alejan andando y a menos que se vean seriamente amenazados o que la aproximación del observador sea a muy corta distancia, no levantan el vuelo y cuando lo hacen echan por el suelo una corta carrera, batiendo las alas antes de elevarse. Al principio se produce una gran confusión en el bando, pero pronto se rehacen y forman líneas o figuras en V, si el desplazamiento que van a efectuar es grande o en vuelo de migración.
Se posan siempre en el suelo en aguas someras, orillas de lagunas, playas, estuarios, charcas y marismas. Nunca lo hacen en árboles. Cuando descansan recogen el cuello enroscándolo y ocultando la cabeza bajo las plumas de los hombros. Al comer caminan parsimoniosamente y bajan el cuello introduciendo el pico en el agua, y si ésta es más profunda, calan completamente la cabeza, colocando el pico en dirección opuesta a la marcha y sorbiendo por sus bordes llenos de laminillas muchos microorganismos que viven en las orillas de charcas y lagunas. El pico de los flamencos posee una extraña forma y lleva en la mandíbula superior unos como dientes cuyo extremo está doblado hacia adentro, encajando perfectamente en las laminillas que tiene la mandíbula inferior. La materias nutritivas quedan retenidas en estas láminas y con la ayuda de una lengua extremadamente sensible expulsa el agua y la arena. De aquí que el Flamenco busca con preferencia lagunas saladas y lugares fangosos donde la materia orgánica es abundante.
En la foto superior, vemos una colonia de flamencos en los humedales migueletes (Charcones), de paso hacia tierras más frescas.